Oleaje de rompiente

El 26 de agosto de 2025, el ex-huracán Erin, ya convertido en profunda tormenta extratropical, se sitúa estacionario al noroeste de las Islas Británicas. Sus fuertes vientos generan grandes olas que se propagan a gran distancia, llegando como mar de fondo a las costas de Cádiz. Al tocar fondo en las playas, las olas se amplifican y rompen, generando fuertes corrientes de resaca, con peligro para los bañistas. Se izan banderas rojas en casi todas las playas, prohibiendo el baño. El efecto del oleaje se une a partir de mediodía al de la pleamar de una marea viva, dejando numerosas playas sin arena. Además es agosto, y la afluencia de público en las playas es grande. En varias playas, los servicios de Salvamento y Socorrismo deben rescatar a varios bañistas con problemas. En otras, se decide retirar las pasarelas de madera, para evitar que las corrientes se las lleven, con el peligro que esto generaría. En la playa de Caños, el oleaje y las corrientes se llevan una pasarela y un chiringuito en la playa, sin víctimas ni heridos al haberse evacuado previamente. Las consecuencias del oleaje no han sido tanto por la altura de las olas, como por su período (intervalo de tiempo entre 2 crestas), de hasta 16 segundos, que daba a cada ola una mayor potencia de arrastre. La configuración natural de las playas también ha contribuido a aumentar los efectos conjuntos de oleaje y mareas vivas, amplificando la energía de las olas en las rompientes.